La procesión y celebración central será este miércoles 30 de agosto, donde se espera una gran participación de fieles.
El sacerdote de Patquía, Emanuel Varas, contó a Radio La Red que en el lema de este año es “celebramos la vida, vivimos la democracia y anunciamos el Evangelio”. “Son tres ejes importantísimos, en los cuales estamos citados a reflexionar”, aseguró.
El pueblo de Patquía se encuentra transitando los últimos días de novenario, esperando la gran celebración.
El miércoles 30, a las 10 de la mañana será la Misa de Función, y a las 17 hs tendrá lugar la procesión, que culminará con la celebración de la Santa Misa.
“Creo que cada vez es tanta la necesidad de la gente de tener momentos sacrales, que va en aumento la participación”, sostuvo el sacerdote estimando una gran concurrencia no solo de la comunidad de Patquía, sino también de localidades vecinas. “Yo creía que luego de la pandemia iba a menguar la participación de la gente, pero ella -Santa Rosa de Lima- atrae a sus devotos porque es tan admirable su vida y el ejemplo que nos deja”, agregó.
Cabe recordar que como se hace tradicionalmente, este martes por la noche se realizará el tradicional fogón en la “Víspera de los Gauchos”. Los jinetes a caballo, terminada la novena, saludarán a la Santa esperando su gran día.
Santa Rosa de Lima
Isabel Flores de Oliva, nombre verdadero de la primera Santa de América, nació en Lima en 1586 y destacó por su humildad, actos de caridad y muestras de penitencia.
Empezó a ser llamada Rosa por su madre debido a su rostro sonrojado y su belleza.
La historia relata que un 30 de agosto de 1615, en el arzobispo del puerto de El Callao ordenó que se rezara en los templos para evitar que corsarios holandeses desembarcaran y saquearan la ciudad.
Mientras los sacerdotes se armaban para repeler la invasión, en la capilla de San Gerónimo, de la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Lima, una joven rezaba rogando que sobreviniera una tormenta, y así evitar el desembarco. Ese día la tormenta fue descomunal, tal es así que hubo incluso voladuras de techos. Sorprendidos todos le atribuyeron la tormenta a los ruegos de la joven
Santa Rosa de Lima era laica, su padre le prohibió usar los hábitos Dominicos. Su vida estaba dedicada a Dios, pero en su casa. Vestía una túnica blanca y manto negro buscando imitar a Santa Catalina de Siena, terciaria de la orden dominica.