La Universidad Nacional de La Rioja (UNLaR) ha implementado recientemente una medida que restringe la colocación de carteles, hojas y pegatinas en sus instalaciones, generando un debate sobre el impacto de esta decisión en la libre expresión de los estudiantes.
Desde la histórica toma de la universidad en el año 2013, las paredes de los módulos se han convertido en un espacio vital para que los alumnos compartan sus ideas y reclamos, reflejando la diversidad de pensamientos políticos que coexisten en la comunidad académica.
El comunicado emitido por las autoridades universitarias, que lleva la autoría de la firma, del Secretario Gra. de la UNLaR, Carlos Mediavilla, argumenta que esta restricción busca “promover un entorno más ordenado, limpio y libre de contaminación visual”. Sin embargo, estos actos de limitar esta forma de expresión, puede ser interpretado como un intento de silenciar voces críticas y opiniones esenciales para el desarrollo del pensamiento crítico y la participación activa en la vida democrática.
Si bien, es comprensible el deseo de mantener un ambiente armonioso, sería fundamental encontrar un equilibrio que no comprometa la libertad de expresión. La propuesta de crear murales informativos para canalizar información relevante ha sido un llamado de atención para la comunidad universitaria, ya que estos no puede, sustituir el valor simbólico y práctico del uso libre del espacio público dentro de la casa de alto estudios.