
La licenciada Florencia Dalmasso, especialista en salud mental y presidenta del Colegio de Psicólogos/as, dialogó con Radio La Red La Rioja sobre el impacto social de los trastornos mentales, a raíz del trágico episodio ocurrido en Villa Crespo.
La reciente conmoción por el triple crimen seguido de suicidio en Villa Crespo volvió a poner en agenda la urgencia de abordar la salud mental con profundidad y compromiso. La licenciada Florencia Dalmasso analizó el caso en diálogo con Radio La Red La Rioja y remarcó: “La salud mental empezó a tener mayor visibilidad desde la pandemia, pero todavía estamos muy lejos de contar con los recursos adecuados para atender los padecimientos subjetivos”.
Refiriéndose al episodio protagonizado por Laura Leguizamón —quien asesinó a su esposo y a sus dos hijos antes de quitarse la vida—, Dalmasso explicó que “nadie es peligroso por sí mismo”, y explicó que “hay síntomas graves que pueden manifestarse en episodios como este si no son detectados y tratados a tiempo”. En ese sentido, destacó que se analiza la posible existencia del “síndrome de Amok”, un cuadro psicótico agudo y violento que, según explicó, “es un episodio único, con una descarga de violencia descontrolada, que luego da paso a un aparente retorno al estado previo”.
La especialista puso el foco en la falta de atención profesional adecuada: “Subestimamos los padecimientos mentales. Si nos duele una muela vamos al odontólogo, pero si estamos tristes o abatidos creemos que se va a pasar solo”, alertó.
Consultada sobre cómo se manifiestan los trastornos, remarcó que no todas las personas exteriorizan el sufrimiento de la misma manera: “Una depresión puede presentarse con llanto o desgano, pero también puede disfrazarse de productividad o buen humor. Robbie Williams es un ejemplo de eso, un comediante profundamente deprimido”.
Dalmasso también hizo hincapié en el contexto socioeconómico: “Hablamos de una sociedad donde muchas personas tienen dos o tres trabajos, donde las mujeres suman las tareas de cuidado, donde hay miedo a perder el empleo y los discursos de odio circulan con naturalidad. Todo eso forma parte de una presión estructural que impacta en la salud mental”.
Sobre la demanda de atención psicológica, confirmó un aumento sostenido en las consultas: “Hay más cuadros de burnout, más depresión y también un sobre-etiquetamiento de condiciones como el TDAH y el autismo. No sé si hay más padecimientos, pero sí más conciencia para consultar, y eso es positivo”.
Insistió en la importancia de las redes de contención y de una mirada integral: “No podemos seguir mirando la salud mental como algo accesorio. Hay que hablar, prevenir, consultar y generar políticas que acompañen a las personas antes de que sea demasiado tarde”.