El costo de la Canasta Básica Total (CBT), que determina la línea de pobreza, aumentó 3,6% en diciembre a $38.960 para una familia tipo, mientras que el de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que define el ingreso necesario para no caer por debajo de la línea de indigencia, creció 3,2% a $15.584,14 para el mismo grupo familiar, informó ayer el INDEC. De esta manera, en lo que va del año, ambos indicadores aumentaron un 52,8% para una familia compuesta por una pareja con hijos de 6 y 9 años.
El aumento de los indicadores se ubicó por debajo de la inflación minorista, que en el último mes del año totalizó un 3,7%, acumulando para todo el 2019 un alza del 53,8% en el nivel general de precios. Este fenómeno se encuentra explicado principalmente por el congelamiento de tarifas impulsado por la administración anterior, con el fin de contener la inflación en el corto plazo, principalmente con fines electorales. Es más, desde que el gobierno de Mauricio Macri anunció el congelamiento de tarifas, en abril del año pasado, en 6 de los 9 meses restantes del año, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) anotó variaciones por encima de las presentadas por las canastas.
El capítulo de Vivienda, agua electricidad, gas y otros combustible avanzó 39,4% en el año, mientras que Transporte, 49,7% (ambos por debajo del IPC). En los próximos meses, la evolución de precios de estos segmentos debería estar contenida, dado que el gobierno de Alberto Fernández anunció la continuidad del congelamiento por 180 días (hasta marzo), pero a partir de abril podrían comenzar a subir en línea con la inflación o el nivel promedio de salarios. En cambio, el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas creció 56,8%, por encima del IPC. Este capítulo es sumamente relevante para medir las canastas de consumo, ya que las familias de menor poder adquisitivo utilizan una mayor proporción de sus ingresos para adquirir este tipo de bienes, dada su mayor propensión a consumir. En cambio, el sector de mayores ingresos suele tener una mayor capacidad de ahorro, y utiliza una menor parte de su poder adquisitivo para realizar los actos de consumo.
A pesar de que las canastas crecieron por debajo de la inflación, el 2019 terminará con una caída de los salarios reales en la economía. El dato oficial recién se dará a conocer en febrero, dado que el INDEC publica el informe de salarios con dos meses de rezago. Esto impactará, a su vez, sobre los niveles de indigencia y de pobreza, que finalizarían el año por encima de los valores registrados en el primer semestre, de 7,7% y del 35,4%, respectivamente. De esta manera, el 2019 terminará con la segunda caída consecutiva del PBI (que se extendería al 2020), en la cual se podrán observar también aumentos en los niveles de desempleo. Para este año, las políticas redistributivas aplicadas por el gobierno de Fernández podrían traer cierto alivio para los sectores de menores ingresos, no así para la economía en general, dado que el proyecto de Solidaridad y Reactivación Económicas tendrá efectos recesivos por el aumento de la carga impositiva.
Fuente: ambito.com