En diálogo con La Red, Juan Keulián, presidente del Centro Comercial e Industrial, expresó este lunes que los comercios riojanos han tenido que adaptarse a un nuevo sistema de facturación para poder aceptar y procesar los Chachos como forma de pago. Este sistema permite que los Chachos sean recibidos como si fueran dinero en circulación nacional. Sin embargo, los comerciantes deben tener en cuenta que, a diferencia del peso, este bono debe ser cambiado en lugares designados para su conversión a moneda nacional.
La provincia cuenta con dos centros de cambio principales: uno ubicado en el centro comercial y otro en la calle Santa Fe, en las instalaciones que pertenecían a Fogaplar. En estos lugares, los Chachos pueden ser convertidos en pesos, proceso que puede demorar hasta 48 horas hábiles.
Keulián señaló que la mayoría de los comercios riojanos están aceptando los Chachos sin mayores inconvenientes, y en algunos casos, incluso se han implementado promociones especiales para los consumidores que utilizan esta moneda. “En general lo aceptan y algunos hacen promocionen. Mientras no exageren con la cantidad de emisión del BOCADE no vamos a tener problemas, pero si empezamos a inundar la plaza de BOCADE ahí vamos a tener problemas porque el Chacho va a perder valor”.
“Cuando la gente necesita cambiar los Chachos por pesos y hay demasiados en circulación, el valor tiende a disminuir”, explicó Keulian, recordando situaciones similares ocurridas durante la crisis de 2001-2002.
El gobierno provincial garantizó un cambio de 1 a 1 para los Chachos en los centros de cambio oficiales, aunque este proceso conlleva una espera de 48 horas hábiles para la acreditación en las cuentas bancarias.
Respecto a la operatividad de los bonos, Keulian destacó que, si bien hasta el momento no hubo mayores problemas, las próximas semanas serán decisivas para evaluar el impacto real de los Chachos en la economía local. Aunque ya se observan algunos comercios que aceptan y promueven el uso de esta moneda, el verdadero desafío radica en mantener un equilibrio en la emisión de bonos para evitar una devaluación masiva.