El empleo no registrado se tomó un respiro durante el primer trimestre del año; registró un leve descenso respecto de igual período de 2014: la tasa bajó del 45,3% al 44,9% en el Gran Tucumán-Tafí Viejo. Aún así, la cifra sigue siendo elevada: cuatro de cada 10 asalariados tucumanos están en la informalidad. Son alrededor de 121.800 personas que no pueden gozar de una jubilación, porque sus empleadores no les realizan los aportes, como tampoco pueden gozar de la cobertura de una obra social para su grupo familiar. Y la cifra asusta si se compara con la fuerza laboral y la población de la provincia:
• La cantidad equivale a toda la población que, según el Censo Nacional 2010, tiene el departamento de Tafí Viejo, el tercero con más habitantes de Tucumán.
• Los informales constituyen la segunda fuerza laboral de la provincia. La cantidad de empleados en negro está en 40.000 puestos por debajo de los trabajadores privados formales (registrados en el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones).
• En Tucumán, los trabajadores no registrado representan una vez y media la cantidad de empleados públicos provinciales.
• En la provincia hay un empleado en negro por cada docena de habitantes del distrito.
En la Argentina, cerca de cuatro millones de trabajadores no están registrados de manera formal, lo que representa el 31,9% de los asalariados, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El organismo precisó que la tasa de empleo informal se redujo casi un punto porcentual con relación al mismo período del año pasado, cuando había sido de 32,8%. Esta mejora en la calidad laboral se produjo pese a que en el mismo período el desempleo se mantuvo sin variaciones en 7,1% y la actividad económica apenas registró una leve variación positiva de 0,5%.
La información oficial revela además que la situación es diferente según la zona del país que se evalúe, siendo el norte la zona de peor situación. El Indec precisó que en el NOA cuatro de cada 10 empleados no está inscripto y que en el NEA el 35,7% de los trabajadores realiza sus labores de manera informal, consigna un cable de la agencia DyN.
La situación es levemente mejor en Cuyo, donde el 35,4% de los empleados está “en negro”. En tanto, en la región Gran Buenos Aires (que incluye Ciudad y conurbano) el empleo informal es del 31,5%. Por su parte, en la región pampeana y en la Patagonia la tasa fue del 29,8%.
La situación de informalidad es similar tanto en las grandes ciudades como en las más pequeñas. En los aglomerados de más de 500.000 habitantes el empleo en negro es del 32,1% y en los de menos de esa cantidad es de 31,3%.
Según las cifras oficiales, la mejora en la tasa de empleo informal se concentró en las ciudades de mayor escala, dado que un año atrás el empleo no registrado en esas zonas era de 33,1%.
Efectos
En los últimos años, la informalidad laboral se mantuvo en el orden del 45% en el principal aglomerado urbano tucumano. Esto es persistente porque “los salarios legales y las cargas sociales se definen en la Ciudad de Buenos Aires en función de los niveles de productividad prevalecientes en ese lugar, mientras que en las provincias del norte en general, y Tucumán en particular, los niveles de productividad son inferiores”, puntualiza a LA GACETA Jorge Colina, economista del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa). “Entonces -explica el experto-, son muy pocas las empresas que pueden cumplir con ellos. Por eso, casi la mitad de los asalariados deben hacerlo en la informalidad”.
¿Cuáles son los motivos y las consecuencias de este fenómeno? Colina responde que tiene que ver con la estructura productiva de la provincia. “En Tucumán hay muchas pequeñas y medianas empresas las cuales, por su baja escala, tienen menos capacidades productivas que la grandes empresas que en general suelen ubicar en la Capital Federal”.
El economista tucumano Pablo Pero coincide con Colina acerca de la incidencia de la composición económica en la generación de empleo. “Posiblemente en ese factor encontremos que haya más informalidad en el empleo agrícola, que le resulta al Estado más difícil de controlar como en otra que puede ser el comercio”, indica.
El especialista, no obstante, considera que hay otro fenómeno que -indirectamente- lleva a que los empleadores se inclinen hacia la informalidad: la elevada presión impositiva en Tucumán. “Hay menos incentivos fiscales que en otras provincias para formalizar personal. Y el fisco provincial, en ese aspecto, debe tratar al empleador como un sujeto de derecho y no como una fuente de extracción de recursos”, remarca. A su entender, el impuesto a la Salud Pública golpea a la nómina de personal, pero que marca diferencias entre provincias. “Algunas tienen alícuotas más bajas que las que aplica Tucumán; otras, en tanto, ni siquiera gravan la nómina salarial”, completa.
La otra realidad
El dato de informalidad es uno de los flagelos que afecta a Tucumán. El otro es el desempleo, ese que afecta a 31.000 habitantes del área metropolitana. De acuerdo con los indicadores socioeconómicos del Indec, en el último año creció la desocupación juvenil, en línea con la tasa general que ascendió del 5,1% al 8%:
• Entre las mujeres de hasta 29 años, el índice de desocupación pasó del 11,9% al 17,5% en el último año.
• Entre los hombres de hasta 29 años, la tasa saltó del 11,2% del primer trimestre del año pasado hasta el 11,8% registrado en el período que va de enero a marzo pasado.
Fuente: La Gaceta