Escribe: Valentina Urus
Hay un género musical con una gran historia para contar sus raíces es el jazz, nacido en las comunidades negras y afroamericanas de Estados Unidos en sintonía con las tradiciones europeas y norteamericanas. Dice la leyenda que el jazz fue el lenguaje que pudo unir diferentes culturas que no compartían idioma en común, siendo un puente para comunicar a las diferentes regiones y extendiéndose a tal punto que sirvió para inspirar y hacer bucles con otros géneros como el pop, o el rock, y así cambiar para siempre las reglas de la música de la mano de la improvisación.
El jazz se compone de los siguientes elementos como lo son la improvisación, la importancia de los solos, las notas de blues, y el swing. En el jazz los contrarios coexisten: lo uno y lo otro, el pasado y el futuro, el cuerpo y el alma, mientras se celebra con diferentes instrumentos como las trompetas, los saxofones, contrabajos, clarinetes, pianos y demás.
El sábado pasado, en el estudio de música Julio González Iramain, se realizó “Primavera negra fest”, un concierto de jazz, soul y pop que contó con la participación del cuarteto de jazz “Julio González Iramain &Co”, como así también la música de los pianistas Nahuel Minué y Manuel Figueroa, del trompetista Pablo Emmanuel Maldonado y de los destacados músicos y ex alumnos del instituto riojano como Lucas Brizuela (guitarra) y Nacho Perez (bajo), y el ensamble integrado por Abel Rivero (guitarra) y Belén Mercado Luna (voz), con David Arias, Ana Heredia, Jere Villafañe y Santiago González.
El evento fue definido como un “encuentro de jazz, soul, pop y otras alteridades” por el carácter alternativo de la música que se interpretó, uniendo los contrarios y sintonizando al ritmo de todas las alteridades.
En diálogo con Radio La Red, hablamos con Julio González Iramain, músico y productor artístico que actualmente tiene un ensamble de jazz donde interpreta obras propias, jazz moderno y música soul mientras dirige el Estudio de música y artes Julio González Iramain.
Nacido en Buenos Aires pero de familia riojana, Julio trabajó muchos años en periodismo gráfico pero su verdadera pasión es la música, especialmente el jazz y la docencia ya que en el 2004 abrió puertas a su instituto centrado en la música popular con improvisación y la formación de músicos instrumentistas. “El jazz es un magma y en Argentina hay una tradición jazzística muy vieja, una gran tradición en donde nuestro país fue plaza de muchas visitas de grandes músicos. Está muy vinculado con el género y específicamente con la juventud”, dijo para La Red.
Julio se empezó a vincular con el jazz a partir de los grandes músicos y bandas rockeras como Chaly Garcia, Almendra o Spinetta que tuvieron gran influencia del jazz para sus composiciones en los años 60 y 70. En sus estudios con Walter Malosetti fue que entró de lleno en el jazz para vincularse con músicos de soul y músicos negros. “Tiene que ver con la música que a uno le gusta, yo siempre escuche mucha música, pero mi lugar cómodo es la música con improvisación y la música negra, por la exuberancia rítmica” reflexionó el artista.
“El jazz siempre tuvo algo de contracultural, al igual que el rock en su momento. Mucho tiempo tuvo el componente racial que no es broma en Estados Unidos donde había mucha marginación y persecución para las comunidades negras en la década de los 50. Ahora es un gran magma, un macro género, ya que muchos ritmos y complejidades instrumentistas se las vincula con el jazz y predominan. A medida que pasó el tiempo me fui corriendo más hacia el jazz negro, casi de forma inconsciente, es un lugar cómodo para mi, de libertad en cuanto a las notas y los ritmos”
“Julio González Iramain & Co” está integrado por Manuel Figueroa (piano), Leo Domene (batería), Gustavo Torres Cepeda (contrabajo y bajo eléctrico) y Julio González Iramain (guitarra y saxo), este cuarteto recrea el sonido del jazz moderno surgido con el Bebop de Charlie Parker, Miles Davis y John Coltrane hasta abarcar repertorios de soul, pop y música negra, y de artistas como George Benson. “Mi cuarteto lo que busca es recrear un sonido, un jazz post vivo o jazz moderno, siguiendo la improvisación con una melodía pautada siguiendo ese formato tradicional” describió el músico.
El evento, con su carácter de privado e íntimo no ocupan más de cuarenta asistentes, saliendo de los circuitos comerciales y multitudinarios que tienen otros géneros musicales, creando una intimidad y cercanía con los artistas y la magia que transmiten: “No somos antisistema ni anti-comerciales porque simplemente no son ámbitos donde se escucha nuestra música. La masividad y el ruido que se genera desvirtúa un poco los clubes de jazz que suelen ser más íntimos y cercanos. Son conciertos cercanos en parte porque tenemos poco lugar y también por esto de tener el cuerpo de los músicos, la energía y el calor lo menos mediado posible. Tener una coloratura de cercanía por meras cuestiones artísticas”, dijo Iramaín a La Red.