Estrategias para superar la incertidumbre tras la pandemia

La sensación de riesgo al contagio, la falta de suministros o de información verdadera, la pérdida de la capacidad financiera, un periodo prolongado de cuarentena obligatoria… son factores de alto estrés a los cuales las personas se vieron enfrentadas desde fines del 2019 y comienzos del 2020.

Esta experiencia trajo una serie de efectos psicológicos que están presentes (o bien aparecerán) en muchas personas, viéndose afectadas en mayor o menor medida de acuerdo a la forma ser de cada una, a las experiencias previas y, sobre todo, a las estrategias de afrontamiento que decidan utilizar.

Las estrategias de afrontamiento son respuestas que las personas ponemos en juego para resolver las situaciones problemáticas y así reducir las tensiones que estas nos generan. Se trata de conductas aprendidas que van conformando un repertorio personal de acción, que se activa ante una situación difícil. El problema con este repertorio es que muchas de estas estrategias pueden ser útiles o inefectivas dependiendo el problema. Es por esto que, ante la situación de pandemia, proponemos a los adultos mayores la posibilidad de replantear su forma de hacer frente al malestar. 

Contrario a lo que se ha escuchado respecto a que nuestros adultos mayores son el grupo más vulnerable, un estudio realizado en Estados Unidos afirma que estos poseen una naturaleza resiliente en términos de su capacidad de afrontamiento psicológico y adaptabilidad durante la pandemia de covid-19. Se trata de una fortaleza que deben potenciar, principalmente manteniéndose ocupados, buscando apoyo social y moldeando una mentalidad positiva.

Estrategias ante la inceritdumbre
Seguir una rutina, establecer horarios fijos para las comidas, dormir, para realizar tareas del hogar, compartir con nuestra familia, etc. Las rutinas otorgan significado a nuestra vida diaria y fomentan nuestro bienestar.
Buscar orientación y apoyo. Ya sea en un amigo, vecino, familiar y/o en profesionales capacitados para su asesoramiento. 
Practicar la aceptación de la situación, entendiendo que “aceptar” no implica estar de acuerdo con lo que sucede, pero sí implica mirar a la cara el problema. Dejar de evitarlo. 
Buscar gratificaciones alternativas, intentar involucrarse en actividades sustitutivas que otorguen sensación de satisfacción. Por ejemplo, si no puede recurrir a su clase de baile en el centro de jubilados, utilizar videos de internet que le permitan continuar disfrutando del baile dentro del hogar.
Procurar momentos de descarga emocional, tratar de reducir la tensión expresando sentimientos negativos. Compartir su experiencia de malestar con otra persona o escribirla en un papel, puede ser de gran ayuda para regular las emociones. Dedicar un espacio limitado de tiempo, por ejemplo, una hora por la tarde o un rato antes de desayunar, para luego continuar con las actividades habituales. Tratar de que la descarga emocional no ocupe la mayor parte del día. 
Mantener hábitos saludables, como alimentarse adecuadamente, realizar ejercicio físico en la medida de lo posible y buscar momentos de tranquilidad. 

En la situación de pandemia que estamos viviendo, los adultos mayores constituyen uno de los grupos de mayor riesgo, el confinamiento obligatorio y prolongado puede provocar que aparezcan sentimientos negativos, de soledad, frustración, incertidumbre, y que sus efectos vayan en aumento. Para ayudarlos a reducir el nivel de malestar, existen una serie de cosas que podemos hacer.

Brindar información fiable y limitada
Crear mensajes claros, concretos, simples y confiables, que comuniquen solo información basada en evidencias científicas. Es importante derribar falsas creencias, proporcionar datos acerca de lo que se sabe y lo que no, riesgos de contagio y recomendaciones disponibles específicas para los adultos mayores. Incluso se puede utilizar videos o imágenes para facilitar la transmisión de la información.

Mantener distancia física, pero no emocional
La comunicación debe ser una prioridad en estos tiempos, procurar que las personas mayores se sientan el acompañamiento. Puede que esperen una llamada telefónica. Necesitan saber que nos preocupamos por su bienestar, que estamos dispuestos a escucharlos, y también necesitan saber que nosotros estamos bien. Algunos adultos mayores tienen acceso a la tecnología y con un par de indicaciones pueden aprender a conectarse a través de otras modalidades a distancia como video llamadas. Hay que animarlos a probar nuevas formas de comunicarse. 

Proponer actividades
Mantener a nuestros mayores ocupados también es una forma de ayudarlos a reducir el miedo y la ansiedad. No solo es importante apegarse a las rutinas diarias, sino también hacer cosas diferentes. Proponer actividades nuevas como cocinar siguiendo una nueva receta, hacer modificaciones en el hogar, quizás pedirles que tejan un gorro para el invierno… Estas son solo algunas ideas, dependiendo los gustos de cada adulto mayor, la idea es sugerir tareas nuevas, recreativas, que resulten de su interés y les permitan no sólo ejercitar la mente, sino también ocupar su mente en cosas diferentes. Incluso se podría animar a nuestros mayores a utilizar internet, ya sea para ver videos o usar redes sociales, como una forma de lidiar con el estrés diario.

Las personas somos ante todo seres sociales, vivimos en grupo y dependemos los unos de los otros. Las medidas de confinamiento estricto suponen una barrera que deberemos sortear proponiendo formas nuevas de vincularnos. Es importante entender que la disminución o ausencia de las interacciones sociales de nuestros adultos mayores con su familia y amigos, puede tener importantes implicaciones para su vida. Resulta primordial sostenerlos en estos tiempos difíciles y acompañarlos de la mejor manera posible, sin por ello ponernos en riesgo de contagio.