Juegos y juguetes libres de Género: ¿Cómo jugamos hoy?

Los juegos libres de género, se trata de juguetes clasificados según su temática, sin hacer distinción entre productos para varones y para nenas. Entendiendo que jugar es una actividad universal que trasciende categorías de género. En esta edición La Red dialogó con Soledad Dávalos Directora del nivel inicial en el jardín N°69 y Micaela Urus, mamá de Agustín y Almendra, quienes nos cuentan el significado que tiene el juego en las infancias, propósitos y aprendizajes, y el cambio cultural que existe hoy a la hora de elegir juguetes libres de género.

Soledad Dávalos es  Directora del nivel inicial en el jardín de infantes  N°69 del Barrio Urbano de la zona  Licenciada en Nivel Inicial y en un intento por describir el significado del juego, la docente indicó que “Jugar es una actividad propia del niño en donde uno pone en acto cuando juga situaciones creadas, vividas de cuando uno vive una realidad y las exportamos a esa experiencia que es propia del niño y cuando somos adultos cambia de forma esos juegos y nos produce placer relajamiento del cuerpo y disfrute”.


“Después de que uno juega con amigos esas experiencias se recuerda y  esas experiencias quedan grabadas en nuestro cuerpo. Jugar es vital para las infancias y es necesario para los chicos, agregó la profesional”.

En este sentido Dávalos aseguró que “Lo que hay que entender ahora es lo que antes era exclusivo de un sexo ahora con la entrada de ESI (Educación Sexual Integral) abrimos el juego pensando en que todos pueden jugar a todo con todos los objetos disponibles”.

“Los juguetes no son privativos de un sexo como  por ejemplo la pelota.  La pelota la puede usar una nena para jugar al futbol como así también un varón lo mismo pasa con una cocina, con una plancha, un autito”, sumó.

Asimismo, señaló que “Esos espacios son muy liberadores porque si antes querías jugar con una olla y eras varón te catalogaban o rotulaban con alguna inclinación lo cual  terminaban lastimando  al niño o niña  por eso es muy bueno permitirle hoy a los chicos usar todos los recursos, todos los juguetes. Un hombre y una mujer  va construyendo su sexualidad a lo largo de toda su vida”.



No por jugar con un bebote ese niño va tener una tendencia al sexo opuesto,  en el proceso de construcción de su sexualidad que será en la adolescencia en donde decidirá qué es lo que le gusta. No por ponerle una remera rosada al niño o elegirle un objeto rosado o celeste para la niña se está perturbando a ese niño o niña”, sostuvo.

Del mismo modo, Dávalos dijo que “es muy positivo tener una mirada amplia al cómo jugar. Al qué se juega. Como docentes debemos estar muy atentos a las situaciones que se presentan cuando un niño o niña juega con un bebote, observar qué hacen en ese jugar, qué palabras usan en donde la maestra debe estar muy atenta. El niño juega a lo que viven”.

“En las familias de hoy vemos muy poca disponibilidad de los papás para jugar con los chicos. Cuando uno juega dispone de un cuerpo y el tiempo es un tesoro.  Luego de esas experiencias de haber compartido alguna vez un juego con mamá o papá, los niños y las niñas buscan volver a vivir esa experiencia.  Hay mucha exposición a los teléfonos, a las tablets juegos tecnológicos. Si el papá o la mamá no juegan con su hijo no va haber registro en la memoria de este espacio creativo en el niño”, sumó.


 

Otras voces, otras crianzas que abren el juego

Micaela Urus es mamá de Agustín de dos años y Almendra un bebé recién nacido. Al comentar cómo es su experiencia como mamá y sus ideas de crianza la joven resaltó que “podría decir que somos junto a mi familia muy flexibles con los juguetes que elige mi hijo de dos para jugar. Hay juguetes que les regalan  a mi hijo, que si son rosas o celestes él juega igual”.

Micaela vive en Cura Brochero, en una zona rural de ese distrito. En este sentido,  la joven mamá manifestó  a La Red que “en donde estamos no tenemos vecinos y Agustín está en permanente contacto con la naturaleza. Soy mamá al 100%, tengo comercios a cargo una quiniela que en este momento la está administrando mi pareja. Soy profesora de Danzas urbanas”.

“Ahora con la bebé, uso la ropa que era de Agustín, que es celeste y la usamos igual. Tengo 30 años, y siempre tuve esa visión. Recuerdo que antes la crianza era un poco  más machista que en la actualidad y eso hace en mí que quiera cambiar u ofrecerles otras cosas a mis hijos. Yo soy la hija mayor, y mi papá esperaba que fuera varón porque se esperaba que el primer hijo debiera ser hombre”, relató.

A su vez remarcó que “Ahora a mi hijo que cumplió dos años le regalamos una cocinita y mi papá nos preguntaba cómo le vamos a regalar eso, pero en la actualidad en nuestra generación hay un cambio notorio en eso, con los estereotipos, porque  que un niño juegue con una cocina no significa tenga inclinaciones sexuales por el sexo opuesto”.



Sobre los juegos, Micaela dijo “hay un cambio y es muy positivo y estoy a favor de ese cambio de que sea un color y punto, no hay nada más que explicar. Por ahí si me cuestionan gente cercana o me consultan porque le compre cierto juguete y explico, pero en realidad no me enoja que me consulten porque entiendo que las crianzas fueron muy distintas y en algunos puntos estamos evolucionando”.

Son cambios progresivos no radicales, a veces somos criados de ciertas formas y cuesta cambiar, es inevitable que por ahí nos salgan pensamientos, dichos o formas de ver las cosas que nos inculcaron nuestros padres, pero hay muchos cambios y celebro eso”, agregó.

“Debemos adaptarnos a las generaciones más jóvenes que son el cambio y mis deseos para los niños es que disfruten, valoren los recursos naturales, el respeto por las otras personas, y que sean libres de expresarse. Que no se pierda la diversión, que sigamos jugando siempre, los juegos tampoco tienen edad”, cerró la joven.