Alimentación y autismo: “El reto de un cambio alimentario está en predicar con el ejemplo”

Así lo definió María Luz Sanz licenciada en nutrición y especialista en TEA al brindar información de la guía e intervención alimentaria en niños y niñas con trastorno de espectro autista. En tanto Sanz aseguró a La Red que “Es importante entender que la dieta para el autismo no existe”.

María Luz Sanz es una nutricionista, experta en TEA y en diálogo con La RED brindó detalles de los mitos que se deben romper frente a la alimentación y el trastorno del espectro autista como así también indicó diversos tips a tener en cuenta.

Con una amplia presencia en las redes sociales, María Luz brinda asesoramiento a padres y familias para mejorar la calidad de vida de niños y niñas con TEA que presentan diversas dificultades con la alimentación.

En este sentido, la especialista explicó que “lo primero que hay que tener en cuenta es que la importancia de la alimentación va más allá de un trastorno del neurodesarrollo, así una intervención nutricional intervenir nutricionalmente a cualquier persona siempre va a traer buenos resultados cuando se mejora la calidad de lo que comemos todos los días

Pero qué es lo que pasa cuando hablamos de chicos que tienen diagnosticado autismo, inició la entrevista Sanz y destacó que “9 de cada 10 tienen problemas gastrointestinales y tienen afectado todo lo que tiene que ver con el tubo digestivo por lo que intervenirlos nutricional y medicamente va a repercutir directamente sobre su conducta y calidad de vida”.

 “Lo principal que se debe tener en cuenta es que cada chico es un mundo y cada dinámica familiar es distinta, es decir que no va haber dos planes alimentarios iguales. También al momento de la consulta se debe tener en cuenta el diagnóstico de sensibilidad de gluten no celiaca como entidad patológica que contempla como causa extraintestinal al autismo”, agregó.


 

En tanto explicó que “esto significa que si estoy delante de un chico con autismo en primer lugar hay que descartar la celiaquía y en segundo lugar probar con una dieta libre de gluten para ver qué tipo de repercusiones tiene en él, si es que las tiene”.


Asimismo, Sanz indicó que “el tema es que hay pacientes con este diagnóstico que son no verbales por lo que las formas de ver si hay mejoras o si el cambio de alimentación está dando buenos resultados es con la observación de las conductas y en las formas de evacuar, por ejemplo constipación, diarreas crónicas, flatulencias, en todo eso hay que estar atentos”.

 

Por otra parte, la nutricionista, dijo que “Las formas por las cuales hay que comenzar siempre es entender que un cambio o intervención nutricional va de la mano de un soporte médico porque para poder hacer las intervenciones correspondientes se necesita tener un seguimiento médico en el niño o niña con este tipo de trastorno”.


En segundo lugar, agregó que “se debe conocer también como es la dinámica de la familia y las particularidades de los chicos que en líneas generales suelen ser pacientes que les gusta comer mucha carga de alimentos ultra procesados con alta cantidad de azúcar colorantes y que tienen alto contenido de gluten y leche”.

“Lo que se sabe en autismo es que hay múltiples intolerancias a este tipo de alimentos por lo que hay que dejar bien en claro es que no hay una dieta dirigida al autismo. Esta población tiene muchos problemas gastrointestinales por lo que es más alto el porcentaje que los alimentos como el gluten y la leche puedan producirle cierto grado de inflamación. Hay muchos chicos que responden positivamente a los cambios alimentarios porque mejoran la función intestinal y eso hoy sabemos repercute en la desinflamación del cerebro”, sumó.

 

Al ser consultada por el significado de una dieta libre de gluten, la especialista explicó que “es una dieta libre de los cereales, trigo avena, cebada y centeno. Es una dieta de eliminación en la cual se retira de la alimentación de los chicos este grupo de cereales y se los reemplaza por otro tipo de cereales como el arroz, sorgo y mijo, legumbres, quinoa, amaranto, entre otros.

Sin embargo, Sanz aseguró que “El primer mito nutricional que hay que romper, es que hay una dieta para el autismo. La dieta para el autismo no existe.”

  


A su vez remarcó que “hay un gran mito alrededor de la dieta libre de gluten y libre de caseína y la venden como la cura del autismo. Lo que existe es la sensibilidad de gluten no celíaca, lo que existe es la celiaquía, existe la alergia a los alimentos derivados de la leche de vaca, las intolerancias alimentarias, que eso se traduce en inflamación intestinal con repercusión inflamatoria a nivel cerebral que puede afectar las conductas de los chicos”.

 

Del mismo modo manifestó que “los cambios de alimentación van dirigidos hacia la presencia de problemas gastrointestinales que tienen los pacientes con trastorno del espectro autista”.

Al finalizar la especialista ofreció algunos tips para tener en cuenta en la guía e intervención alimentaria en niños con TEA.

 

 TIPS

1. Trabajar la selectividad alimentaria:

En primer lugar, Sanz sugirió que “se debe entender que la selectividad alimentaria en estos pacientes va más allá del diagnóstico, la selectividad alimentaria, se estudia, se trabaja y se mejora”.

 

2. Mejorar la calidad de los alimentos y bajar el consumo de los alimentos ultraprocesados:

“Hay alimentos que pueden hacernos comer de manera compulsiva por lo que disminuir el consumo de esos alimentos y hacer una alimentación más natural también va a mejorar el paladar de nuestros chicos a la hora de aceptar los alimentos”, agregó.

 

3. Mirar las evacuaciones

“Hay que tener en cuenta y observar las evacuaciones de sus hijos. Porque a través de ellos nos encontramos con chicos con constipación crónica o niños que tienen 3 o 4 años que no hacen una caca con forma y que los padres lo normalizan porque creen que así evacuan sus hijos. Hay que estar atentos a la frecuencia con la que se evacua, a los gases, la inflamación de la panza, dijo la especialista.

 

4. También se debe tener en cuenta el tema del deporte, el movimiento y la actividad física. Los chicos que salen al aire libre y hacen deporte tienen mejor predisposición para probar alimentos.

Al finalizar la especialista brindó algunos mensajes a padres y familias que se encuentran en la búsqueda de información para guiar los cambios alimentarios de sus hijos.

 

“Primero hay predicar con el ejemplo porque si quiero que mi hijo tome agua, ese niño o niña necesita ver a sus padres consumir agua. Es importante predicar con el ejemplo y tener una coherencia en el núcleo familiar”.

 

También destacó que “se debe tener presente que las metas que se van a proponer tienen que ser coherentes con el estilo de vida que llevamos sino se plantean utopías que no se pueden alcanzar y eso se traducen en frustraciones por lo que los padres desisten en el camino”.

 

Al cerrar la nutricionista agregó que “mi mensaje que siempre les digo a los papás es que soy un director técnico yo no salgo a la cancha, los que salen a jugar son ellos y los buenos resultados son frutos de la familia que logró ejecutar. Se necesita de un rol activo de los padres en estos cambios para poder llevar a cabo este acompañamiento, por sí solo no se llega a estos cambios alimentarios y mi consejo siempre es hacer todo guiados.”

 

“Se necesita guías para plantear estrategias y poner metas que sean claras, lógicas, y que sean realizables que se puedan sostener en tiempo. Debemos ser multiplicadores de la información. Cuando un papá que recibe la información, empieza a ver las mejoras en la alimentación de sus hijos, ven los buenos resultados hay que multiplicar esa información”, dijo.

 

“Aún nos falta mayor visibilidad en cuanto a la importancia de la alimentación en estos casos. La alimentación es un pilar clave para todos los seres humanos, pero estamos en una sociedad globalizada industrializada por lo que cambiar el paladar de los chicos implica que primero cambiemos el  paladar de los adultos”, puntualizó la especialista.