
El precio de la carne vacuna registró un aumento del 10% en las carnicerías a partir de este lunes, un incremento que se adelantó a lo previsto para fines de febrero. Este ajuste responde a una caída del 7% en la oferta de hacienda en el Mercado Agroganadero de Cañuelas (MAG), lo que ha generado un aumento en los costos para los frigoríficos y, en consecuencia, para los consumidores.
El precio de una media res alcanzó los $6.000 por kilo, lo que llevó el asado a $12.000 por kilo en mostrador. Este incremento refleja la escasez de ganado disponible, un fenómeno que ha impactado directamente en el bolsillo de los argentinos y en sus hábitos de consumo.
Consumo de carne vacuna en mínimos históricos
El aumento en los precios de la carne ha llevado a una caída histórica en su consumo. Por primera vez, el pollo superó a la carne vacuna en la dieta de los argentinos. Según datos de la *Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra), en 2023 el consumo de pollo alcanzó los 49,3 kilos por habitante, mientras que el de carne bovina cayó a 48,5 kilos.
Esta cifra representa el nivel más bajo de consumo de carne vacuna en los últimos 28 años, marcando un cambio significativo en los hábitos alimenticios de los argentinos. El alto costo de la carne y la mayor accesibilidad de productos avícolas han sido factores clave en esta transición.
A pesar de la caída en el consumo de carne vacuna, Argentina sigue siendo uno de los países con mayor ingesta de carne a nivel mundial. Si se suman el consumo de carne vacuna, aviar y porcina, el país ocupa el segundo puesto con 115 kilogramos por persona al año, solo detrás de Estados Unidos (120 kg) y por delante de Australia (105 kg).
Este dato refleja la importancia cultural y económica que la carne tiene en la dieta de los argentinos, aunque el aumento de precios y la reducción de la oferta están generando cambios significativos en el mercado.
La escasez de hacienda y el aumento en los precios de la carne podrían profundizarse en los próximos meses si no se revierte la situación. Los productores ganaderos enfrentan desafíos como la sequía, el aumento de los costos de producción y la falta de incentivos para la reposición de ganado, lo que ha reducido la cantidad de animales disponibles para faena.
Mientras tanto, los consumidores continúan adaptándose a esta realidad, optando por alternativas más económicas como el pollo, lo que ha llevado a un récord en su demanda. Sin embargo, este cambio en los hábitos de consumo también plantea desafíos para la industria ganadera, que busca recuperar su lugar en la mesa de los argentinos.
Ante esta situación, algunos sectores han pedido medidas para reactivar la producción ganadera y estabilizar los precios. Entre las propuestas se encuentran incentivos fiscales para los productores, mejoras en la logística de distribución y políticas que fomenten la reposición de ganado.
Por otro lado, los consumidores han comenzado a explorar opciones como la compra de cortes menos tradicionales o la reducción del consumo de carne, lo que ha impulsado el crecimiento de alternativas como la carne de cerdo y los productos vegetales.
En un contexto de incertidumbre, el mercado de la carne en Argentina enfrenta un momento clave, donde la capacidad de adaptación de productores, industriales y consumidores será fundamental para equilibrar la oferta y la demanda.