El rostro de Facundo Ferreira, el niño de 12 años asesinado el jueves por la policía de un disparo en la nuca, desfiló por el centro de Tucumán multiplicado en fotografías que sus vecinos de La Bombilla levantaron durante una marcha que hicieron esta mañana desde ese barrio de emergencia hasta los tribunales penales de esa provincia. Allí, la familia se reunió por primera vez con la fiscal del caso, Adriana Giannoni, a quien le presentaron otras muestras de la brutalidad policial: el cuerpo del chico tenía múltiples heridas de disparos de posta de goma en la espalda y un golpe en el rostro que, según les dijo un testigo, fue producto de una patada que le dio un agente. Por estas marcas, adelantaron, pedirán la exhumación del cuerpo.
La fiscal confirmó a la familia y los abogados que la carátula de la causa es "Homicidio" y además les confirmó lo que hasta ahora se escribía en potencial: el estudio "dermotest parcial dio positivo en la mano derecha" del niño. Es decir, que se le hallaron rastros de pólvora, según el informe policial. De todos modos, “ese resultado no es concluyente porque hay que analizar la ropa y, además, fue tomada tres horas después de que le dispararon y no sabemos qué pudo haber pasado en ese tiempo”, explicó a Página/12 la abogada Florencia Vallino, quien no descartó la posibilidad “de que se le haya plantado un arma” en el lugar del crimen.
Este dato no solo abona la versión policial de que la muerte de Facundo fue producto de un “enfrentamiento” entre él, que viajaba en moto junto con un amigo de 14 años, y los efectivos de la Motorizada 911. Sino que también decora las suspicacias de los defensores del gatillo fácil, que minimizan el asesinato por la espalda de un menor de edad.
Sin embargo, como el dermotest parcial y la autopsia se hicieron llamativamente rápido (Facundo murió en la madrugada del jueves y el viernes por la tarde fue sepultado), la querella adelantó a este diario que solicitará la exhumación del cadáver para realizarle una nueva autopsia y descartar así cualquier duda al respecto.
No obstante, la violencia policial de esa noche dejó otros rastros. La familia pidió a la fiscal que se investigue la versión de un conductor de un taxi, que dijo haber sido testigo de aquella noche. Según su relato, cuando el chico de 12 años cayó de la moto conducida por su amigo de 14, quedó boca arriba en el asfalto. Fue dado vuelta, tal como se lo ve en la fotografía que circuló por las redes sociales, “a patadas” por los policías que lo perseguían. Esto explicaría porqué el rostro de Facundo tenía magullones el día que lo velaron.
Ese mismo día, la familia asegura haber visto en la espalda del niño al menos una decena de heridas de balas de goma, que son los proyectiles que también cargan las armas que portan los policías de la Motorizada 911. El origen de esas heridas y otras dudas como el dermotest positivo serán confirmadas cuando se exhume el cuerpo.
Para la familia Ferreira, la parte formal de sus reclamos comenzó hoy debido a que hasta ayer no tenían representantes legales. Quienes asumieron esa tarea son los profesionales de la organización Abogados del Noroeste en Derechos Humanos (Andhes). La otra parte de la querella es la de los representantes legales de Juan, el joven de 14 años que conducía la moto.
Lo que esclarecería cómo ocurrieron los hechos en la madrugada del jueves de la semana pasada son las filmaciones de las cámara de seguridad de la esquina de Río de Janeiro y Avellaneda, en las cercanías del parque 9 de Julio, el lugar donde los chicos habían ido a ver unas picadas de motos.
La versión policial indica que policías motorizados divisaron a tres motocicletas que “circulaban de forma sospechosa”. Cuando los agentes “iniciaron la persecución”, los jóvenes habrían comenzado a “hacer disparos con armas de fuego” y eso fue “lo que obligó al personal policial a repeler la agresión”. Esto consta en el único comunicado oficial publicado hasta ahora.
La familia Ferreira y el relato de Juan, el conductor de la moto, aseguran que no hubo agresiones ni disparos hechos desde el rodado donde viajaban los chicos. Facundo, que iba como acompañante, terminó con un disparo de una pistola 9 milímetros que le entró por la nuca y salió por la frente. Los dos policías involucrados fueron demorados esa noche y a las pocas horas quedaron en libertad por pedido de la fiscal Giannoni, quien no habría encontrado elementos para tenerlos detenidos.
Esta mañana, las decenas de amigos, familiares y vecinos de la familia Ferreira que se movilizaron desde La Bombilla hasta el tribunal ubicado en Laprida y Sarmiento, de la capital tucumana, portaban carteles que decían “Ni una bala más. Ni un Facundo menos”.
Fuente: Página 12