Los traumatismos craneales en la infancia son mucho más frecuentes de lo que nos gustaría, y es que a veces un simple descuido puede llevar a una caída o golpe accidental. Generalmente estos golpes no suelen tener mayores consecuencias que un dolor pasajero en la zona, pero hay signos a los que debemos estar alerta para determinar si nos encontramos ante una emergencia.
¿Quién no recuerda algún chichón al estrenar su primera bicicleta, o algún golpe al realizar deportes? La mayoría de las veces esto no lleva a consecuencias relevantes, pero en ocasiones el traumatismo puede ser grave, especialmente en los niños menores de 1 año.
“Cuando el niño se golpea uno lo primero que hace, además de sentir angustia, es salir corriendo y pedir que se les hagan estudios. La gente debe entender que los golpes en la cabeza pueden ser muy intensos pero aún así no suceder nada, o pueden ser golpes aparentemente tontos pero que generen daño”, explicó a Radio La Red el médico pediatra Salomón Danon (MP885).
Lo primero que se debe determinar con certeza es en qué lugar de la cabeza el niño tuvo la contusión. El especialista precisó que esos golpes pueden darse en la parte frontal de la cabeza (en la frente), donde inmediatamente hacen hematoma y habitualmente no tienen tanta consecuencia; no obstante los golpes en la parte lateral del cráneo son un signo de alarma. “Si llegara por ejemplo a haber una fractura en el hueso de la frente, generalmente puede que se llegue a soldar sin problema; en cambio en los huesos parietales, en medio de ellos pasa una arteria que puede llevar a un peligroso derrame cerebral”, alertó.
También sucede que a veces los padres no ven la caída, y ahí sí es importante examinarlos de manera inmediata para ver qué sucedió y actuar en consecuencia.
Síntomas como vómitos, pérdida de conciencia, visión borrosa, dolor de cabeza, irritabilidad, alteraciones del habla, la marcha o la coordinación, deben ser un indicador de alarma para recurrir de forma inmediata a la consulta médica.
Un punto importante remarcado por el pediatra es que muchas veces los adultos lo primero que hacen es solicitar que se les hagan estudios radiológicos a los niños, pero lo cierto es que su uso solo está indicado en casos de extrema gravedad. En este sentido, Danon indicó: “Las tomografías equivalen a una irradiación similar a casi 300 radiografías de tórax, por lo que no es algo que se indique a la ligera, además que es imposible que un niño se quede tiempo durante todo el estudio, por lo que suele necesitarse anestesia. Es importante que la gente lo entienda para no actuar de forma irracional, porque se solicitan estudios innecesarios que también tienen sus riesgos, no es algo inocuo”. “Cuando se solicitan los estudios radiográficos el beneficio debe ser siempre superior a ese riesgo”, insistió.
Cabe aclarar que esta nota se refiere solo a aquellos casos de golpes accidentales sucedidos en la infancia. Por supuesto en caso de detectar otros signos de alerta que puedan llevar a pensar que nos encontramos ante un caso de violencia intrafamiliar, Danon explicó que se lleva a cabo un protocolo específico, con numerosos estudios en profundidad para determinar lo sucedido.
Ante cualquier síntoma o duda, consultar con su pediatra de confianza.