
La Comunidad LGBT volvió a ser carne de cañón por parte del gobierno de Javier Milei y esta vez atacó directamente los derechos de las infancias trans. A través del decreto 62/2025, el Poder Ejecutivo impidió el acceso de personas menores de 18 años a tratamientos de hormonización o cirugías de adecuación corporal a su identidad autopercibida, pese a que estos procedimientos solo se realizan en mayores de edad. La medida fue denunciada como un retroceso en derechos adquiridos, generando un fuerte rechazo por parte de activistas, organizaciones y legisladores de la oposición.
El decreto se fundamenta en el argumento de que estas intervenciones médicas son irreversibles y pueden ocasionar infertilidad, problemas cardiovasculares y consecuencias catastróficas en la salud mental. Sin embargo, activistas desmienten esta información y argumentan que las intervenciones quirúrgicas se permiten a partir de la mayoría de edad.
El martes 11 de febrero, la Comisión de Mujeres y Diversidad de Diputados, presidida por Mónica Macha, llevó a cabo una reunión con la participación de más de 100 activistas, referentes y diputados de distintos bloques, con la excepción de La Libertad Avanza. El consenso fue claro: se exigió la nulidad del decreto, considerado una vulneración de los derechos básicos garantizados por la Ley de Identidad de Género. Los referentes en materia de género aseguran que el Gobierno, bajo mentiras salvajes y crueles, borran la tarea de muchos profesionales que trabajan y aportan en materia de salud trans.
La Red dialogó con Juana Molinari, co-fundadora del proyecto El Teje, un espacio que brinda contención y acompañamiento a infancias, adolescentes y adultos trans y no binaries, para entender el significado y acompañamiento que realizan en infancias trans. “El trabajo y acompañamiento en infancias y adolescencias que quieren y deciden transicionar se basa en el respeto, la escucha y el acceso a derechos, siempre desde una perspectiva integral, interseccional y comunitaria. Se priorizan los deseos y tiempos de cada niño, niña o adolescente, sin forzar ni apresurar procesos”, explicó la referente.
En este sentido, el acompañamiento realizado busca garantizar que se cumpla, en primera instancia, La Ley de Identidad de Género (Ley 26.743) en todos los ámbitos: educación, salud, documentación y espacios de socialización. “Se articula con familias, profesionales de la salud y referentes comunitarios para que la transición sea acompañada con amor y cuidado. Generando ámbitos seguros donde infancias y adolescencias trans puedan compartir experiencias, construir comunidad y fortalecer su autoestima. El eje es claro: acompañar sin patologizar, sostener sin violentar, y garantizar que puedan crecer con libertad, sin que su identidad sea motivo de exclusión o sufrimiento”.
Sobre la hormonización e intervenciones quirúrgicas en menores de edad, que fue una de las falacias que utilizó el gobierno de Milei para concretar el DNU, Molinari argumentó que: “para ser trans, no se necesita nada más que el querer llamarse así para serlo, y eso es importantísimo que quede claro con las infancias y las adolescencias. No hay requisitos para ser trans: ni cirugías, ni hormonización, ni usar cierta ropa, ni cambiarse el nombre o pronombres. Lo trans debe nacer del deseo de cada quien”.
La Ley de Identidad de Género, respecto a las intervenciones quirúrgicas u hormonales establece en el artículo 11:“Todas las personas mayores de dieciocho (18) años de edad podrán, conforme al artículo 1° de la presente ley y a fin de garantizar el goce de su salud integral, acceder a intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, a su identidad de género autopercibida, sin necesidad de requerir autorización judicial o administrativa.”
“Todo lo que sea respecto a menores necesita la firma de sus tutores legales, y varía a qué pueden acceder según su edad. La Ley más que nada habla de la importancia de reconocer el género y el nombre tomado por la persona, ya sea o no rectificado legalmente; de la libertad de que cada quien pueda desarrollarse como más prefiera, y ampara para que esto se de con facilidad en el sistema legal y estatal”, indicó la activista,y agregó que, de esta manera, también se cumple la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, garantizando que se respeten sus decisiones y opiniones sobre los temas que le atañen en dicha edad.
Sobre el Teje
-¿Cuál es el apoyo que brinda el Teje como organismo?
-El Teje brinda apoyo a las infancias y adolescencias trans a través de un acompañamiento integral que pone en el centro sus necesidades, deseos y derechos. Su trabajo se sostiene en el acceso a la información, la construcción de comunidad y la articulación con espacios que garanticen su bienestar.
Generamos espacios seguros donde infancias y adolescencias trans pueden compartir experiencias, construir identidad y encontrar redes de apoyo que los sostengan en su camino. Trabajamos para garantizar el cumplimiento de la Ley de Identidad de Género en ámbitos educativos, de salud y en la documentación. Acompañamos a las familias en la gestión de trámites y en el acceso a servicios que respeten la identidad de cada persona. Realizamos talleres y capacitaciones para escuelas, familias, espacios culturales y organismos públicos con el fin de derribar prejuicios y generar entornos que respeten la diversidad.
-¿Cómo se reflejan las niñeces trans? ¿Cuáles son las expresiones que manifiestan y cómo es el proceso de transición?
-Las niñeces trans se expresan de múltiples maneras, siempre desde su singularidad y en relación con los entornos en los que crecen. No hay una única forma de ser una infancia trans, pero en todos los casos lo fundamental es el derecho a ser escuchadxs y respetadxs en sus identidades.
Algunas niñeces manifiestan su identidad de manera clara desde edades tempranas, expresando con palabras o gestos su nombre, pronombres o formas de vestir y jugar. Otras pueden hacerlo de manera más sutil, con preferencias o rechazos hacia ciertos códigos de género impuestos por la norma cisheterosexual. En todos los casos, la clave está en el acompañamiento: garantizar que puedan explorar y construir su identidad sin miedo, culpa ni violencia.
-¿Cómo pueden afectar estas modificaciones en las infancias trans de nuestro país?
-Las modificaciones en la Ley de Identidad de Género van a generar mayor sufrimiento y angustia. La pubertad es un momento clave en el desarrollo, y para muchas adolescencias trans, los cambios corporales impuestos por una pubertad no deseada pueden generar un profundo malestar. El acceso a bloqueadores hormonales permite ganar tiempo para decidir con tranquilidad sobre su identidad sin la presión de cambios irreversibles. Distintos estudios han demostrado que la falta de acceso a tratamientos afirmativos aumenta el riesgo de ansiedad, depresión y suicidio en adolescentes trans. Restringir el acceso a las terapias hormonales es condenar a muchxs a vivir con un sufrimiento evitable. La Ley de Identidad de Género (26743) garantiza el derecho de todas las personas trans, sin importar su edad, a recibir un trato digno y a acceder a los tratamientos necesarios para vivir su identidad de manera plena. Limitar estos tratamientos significaría un retroceso en derechos conquistados.
-¿Cuál considerás que debería ser el rol del Estado en estas cuestiones?, ¿por qué crees que el gobierno nacional decide atacar a derechos adquiridos como lo es la Ley de Identidad de género?
-El Estado debe garantizar el acceso a la identidad y a la salud integral de todas las personas, sin discriminación ni barreras. El ataque a los derechos de la comunidad LGBTIQ+ no es un hecho aislado. Forma parte de una avanzada más grande del fascismo en Argentina y en el mundo, que busca borrar derechos conquistados y disciplinar a los sectores que históricamente han luchado por mayor igualdad. Este gobierno, en particular, promueve una visión biologicista, cisheteronormativa y conservadora que rechaza la existencia de las identidades trans y las infancias disidentes. Al negar el acceso a derechos, busca instalar la idea de que ser trans es algo que se puede corregir o evitar, reforzando discursos patologizantes y violentos.
También responde a una lógica de ajuste: cuando el Estado recorta derechos, lo hace sobre los sectores más vulnerables. Atacar la Ley de Identidad de Género implica desfinanciar tratamientos, cerrar programas de salud y dejar a miles de personas sin acceso a lo que por derecho les corresponde. Pero hay algo que este gobierno no entiende: la comunidad trans y travesti ha resistido décadas de persecución, criminalización y muerte. Y ha conquistado estos derechos luchando en las calles, con la fuerza de la organización y la memoria de nuestrxs compañerxs.
La lucha continúa
Como se demostró en la Marcha Federal del Orgullo, la Comunidad LGBT continuará firme en la defensa de los derechos obtenidos durante los últimos años. “La historia de la comunidad travesti-trans en este país ha sido siempre de resistencia frente a un Estado que nos criminalizó, nos persiguió y nos negó. Duele ver que, una vez más, nuestras vidas y nuestras identidades son puestas en debate por quienes jamás han vivido nuestras realidades”.
“Estamos tejiendo redes más fuertes, construyendo estrategias colectivas y que si nos tocan un derecho, responderemos con la potencia de nuestras alianzas. Este decreto nos encuentra en la calle, en la asamblea, en cada espacio que habitamos. Y con la certeza de que no vamos a dejar que nadie nos borre”, finalizó la referente.