A 41 AÑOS DE LA GUERRA DE MALVINAS

Tahiana Marrone, la veterana que lucha por malvinizar y visibilizar la diversidad desde la ESI

Combatió por Malvinas a sus 18 años. Hoy recorre el país y brinda charlas sobre Malvinas y ESI, “malvinizando y diversificando”. El dolor de la guerra y la lucha por la reivindicación

Tahiana Marrone es una veterana de Malvinas que, con apenas 18 años combatió en la guerra más sangrienta que tuvo nuestro país. En ese momento estaba en el servicio militar que por esa época era obligatorio. A 41 años del conflicto bélico lleva adelante la tarea de preservar el relato en primera persona de aquella guerra que dejó tanto dolor; pero, además, Marrone puso en la agenda política la diversidad. 

 “Hasta el día de hoy nos mencionan como ex combatientes, pero no somos ex combatientes. Somos ex soldados, veteranos de guerra, porque seguimos combatiendo año tras año. Luchamos contra el olvido”, dijo para La Red La Rioja. “Un soldado no muere en el campo de batalla, muere cuando su pueblo lo olvida”, afirmó Marrone. 

En la actualidad, otra lucha se sumó a su vida: La pelea por la diversidad. En 2015, Tahiana transicionó a mujer cuando descubrió, luego de un estudio médico, que tenía el síndrome de Klinefelter; una afección genética que sucede en los hombres cuando tienen un cromosoma X extra, según indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. Desde aquel entonces, decidió salir a la sociedad como Tahiana y hoy en día da clases sobre ESI, diversidad y Malvinas. 

La activista tenía apenas 18 años recién cumplidos y hacía dos meses que estaba haciendo el servicio militar en el Regimiento de Infantería 25 de la provincia de Chubut cuando el 1 de abril de 1982 los trasladan, junto a otros soldados, al aeropuerto de Comodoro Rivadavia: sin siquiera tener la certeza de qué se trataba la misión o el motivo del viaje, contó a este medio. 



“No sabíamos a dónde íbamos, era todo absolutamente secreto. Recién nos enteramos que íbamos a Malvinas cuando por los altoparlantes nos avisan que vamos a aterrizar en las Islas con posible enfrentamiento bélico. Eso fue el 2 de abril al mañana temprano”. En ese momento Tahiana y sus compañeros supieron que su misión era recuperar Malvinas.

Marrone recuerda que se incorporó al servicio militar el 2 de febrero de 1982 y aunque tuvo un buen periodo de instrucción, no estaba preparada para lo que vivió: “Creo que nadie está preparado ni física, ni moral, ni psíquicamente para ir a una guerra. Uno no va a la guerra pensando que va a caer al frente de batalla. Uno va a la guerra a defender lo suyo, pero no pensando que nos iban a matar”. 

“Pasaron las noches, el frío, el hambre y los bombardeos. Cientos de soldados cayeron. Los días transcurrían, pero no teníamos tiempo para pensar en nada: ni siquiera en la familia. Tampoco nos daba tiempo a tener miedo”, relató y agregó que “durante la guerra hubo muchísimos momentos intensos con bombardeos. Recuerdo que una noche nos bombardearon durante 5 horas seguidas”. Sin embargo, la lucha (luego de la guerra) continúo. 

El fin de la guerra y la vuelta a la democracia
La guerra duró hasta el 14 de junio de 1982, cuando las fuerzas argentinas se rindieron y las islas volvieron a estar bajo el control británico: “Cuando terminó la guerra teníamos una falsa alegría. Por un lado, la felicidad de volver a nuestros hogares, pero por el otro lado estábamos tristes porque volvíamos y en la isla flameaba la bandera de los ‘piratas’ y volvía a estar al poder de ellos”. 

“Pensamos que se había terminado todo y que esa era la última batalla, pero la ilusión y la alegría duró poco, porque cuando llegamos al continente empezó una extensa batalla que duró 10 años. La lucha contra el olvido, el abandono y la desidia del Estado”, expresó. 

Con la vuelta de la democracia en 1983 y en el gobierno del entonces presidente Raúl Alfonsín, los ex soldados que lucharon por Malvinas fueron asociados a los militares y al gobierno de facto: “Entonces se nos ocultó, se nos negó y olvidó”. 



“En aquel entonces, decir que eras veterano era algo imposible, por poco te escupían en la cara. Ibas a pedir trabajo y si sabías que estuviste en Malvinas no te tomaban. Es por eso que tenemos 649 perdidos en combate y una cantidad casi similar que se quitaron la vida. Muchos volvieron con problemas psicológicos y físicos”, afirmó.

 “Recuerdo verlos en los subtes, trenes o en la calle. Algunos con muleta, otros con un brazo menos. Vendiendo baratijas o cosas para sobrevivir porque nadie te daba trabajo. Luego de 10 años, muchas luchas y marchas, comenzó a reconocerse el trabajo y el compromiso de los veteranos por Malvinas. Poco a poco la gente se fue dando cuenta que no teníamos nada que ver con el gobierno genocida de los militares. Que éramos unos simples muchachos que íbamos a defender nuestra soberanía”, dijo. 

Su lucha actual por Malvinas y la diversidad 
Tahiana continúa hoy “malvinizando” y manteniendo viva la causa de Malvinas, pero otra lucha se sumó a su vida: La de la diversidad. 

Tahiana recorre el país brindando charlas sobre Malvinas, ESI y diversidad: “Ando por todos lados. Me invitan a instituciones y escuelas. Lo hago con muchas ganas, porque me siento muy orgullosa de ser veterana”. El año pasado visitó La Rioja cuando recorrió la región de Cuyo, donde fue recibida muy calurosamente. 



“En la mayoría de las charlas me llevo alegría y desilusión. Alegría por cómo me reciben y el interés, y tristeza porque en materia de diversidad los jóvenes saben poco y nada. Hay falta de comunicación en las escuelas con respecto a la ESI”. 

Finalmente, Tahiana expresó que Malvinas le dio la fuerza necesaria para continuar luchando: “Rescaté de Malvinas unas intensas ganas de vivir, el amor por los demás y el respeto por sobre todo.  Malvinas me hizo resurgir como un ave fénix. Me hizo resiliente, corajuda y luchadora”.