Por iniciativa de
la Organización Mundial de la Salud el 19 de octubre se celebra mundialmente el Día Internacional
de lucha contra el Cáncer de Mama con el
objetivo de crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a controles,
diagnósticos y tratamientos oportunos y
efectivos.
No todo es la
genética. Las decisiones que tomamos a diario tienen un impacto muy importante
en nuestra salud. También en el riesgo o protección frente a un cáncer. Se
trata de una enfermedad muy compleja y multifactorial en la que entran en juego
una combinación de características individuales, como la edad, sexo y los
genes; factores externos (contaminación, virus, radiación UV, etc) y de estilo
de vida.
«Sobre las
individuales no podemos hacer nada. De algunos factores externos podremos
protegernos, aunque no de todos; pero del estilo de vida sí hay mucho que
decir», explica a ABC Salud la doctora Emilia Gómez Pardo, asesora científica
de CRIS contra el cáncer en temas de nutrición. La experta asegura que,
teniendo solo en cuenta los hábitos de vida, «se podría evitar uno de cada tres
cánceres de mama cada año, unos 11.000 casos».
Este tumor ya se
ha convertido en la principal causa de cáncer en todo el mundo. En España, se
estima que en 2021 se diagnosticarán 33.375 nuevos casos de cáncer de mama,
según el informe Las cifras del cáncer en España de la SEOM.
Lo que más
influye en el riesgo de tener un tumor en el pecho es el consumo de alcohol.
«En el organismo se transforma en acetaldehido, que es un tóxico que produce
mutaciones en el genoma y está directamente relacionado con cáncer de mama»,
señala la doctora Emilia Gómez y Pardo, quien advierte: «No hay consumo mínimo
de alcohol que se considere seguro. Si quieres prevenirlo, consumo cero». En
este sentido, recuerda que no es el único tumor relacionado con este hábito.
El segundo factor
de estilo de vida que más influye es el ejercicio. Evitar el sedentarismo
(estar sentado o tumbado la maor parte dle tiempo) y practicar una actividad
física vigorosa reduce el riesgo de cáncer de mama. Las recomendaciones de la
OMS para mantenerse en forma son claras: los adultos deberían realizar
actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos, o
actividades físicas aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos, o una
combinación equivalente de actividades moderadas e intensas a lo largo de la
semana.
Aunque cada uno
tiene que ajustar la práctica a su momento vital y condiciones físicas, la
experta consultada asegura que la actividad vigorosa (la que aumenta la
frecuencia cardiaca y no nos permite mantener una conversación) es importante
en todo momento de la vida, «especialmente en la menopausia para recuperar masa
muscular y evitar el sobrepeso».
Y no vale hacer
mucho ejercicio de lunes a viernes si luego el fin de semana nos lo pasamos
sentados en el sofá. «Hay que moverse cuanto más mejor, todo suma. El
sedentarismo es malo por si mismo», concluye Emilia Gómez Pardo.
Muy relacionado
con el ejercio y la alimentación está el sobrepeso, otro factor de riesgo. El
cáncer de mama postmenopáusico está muy relacionado con el exceso de grasa en
el organismo, por eso la recomendación es «mantener un peso saludable y más o
menos estable toda la vida».
Con respecto a la
dieta, la asesora científica de Cris contra el cáncer en temas de nutrición, se
muestra clara: «no hay un alimento o nutriente concreto que produzca cáncer o
nos proteja de él». Pero sí un patrón de alimentación que puede ser beneficioso
para nuestra salud o contraproducente. «La alimentación oncosaludable es
mayoritariamente vegetal, no exclusivamente: Frutas, verduras legumbres,
cereales (en su mayoría integrales), frutos secos, semillas y hierbas; un
consumo moderado de lácteos, huevos, pescado y carne blanca (pollo, pavo,
conejo); y reducir mucho el consumo de carne roja, a 200 gramos a la semana»,
enumera la experta, que recomienda eliminar de la dieta las «bebidas
azucaradas, los ultraprocesados y el alcohol y limitar mucho la carne
procesada» porque forman parte de un tipo de dieta «inflamatoria, oxidativa y
poco nutritiva».
Por último,
aunque no menos importante, hay que dejar el tabaco. Además, es fundamental
participar en los cribados para la detección temprana del cáncer, ya que el
diagnóstico precoz es vital para un pronóstico más favorable.
Fuente: ABC.