El médico neurocirujano, orgullo de La Rioja, José Poblete, en diálogo con La Red, manifestó que “es un soldado al que un proyectil le impactó a nivel de la cara, entre la nariz y el ojo. La bala recorrió todo lo que es el paladar y se alojó entre la primera y la segunda vértebra, a 3 milímetros de la médula”.
“Se hicieron todos los cuidados hasta que lo pudieron trasladar a Barcelona y como soy el Jefe de esa Unidad, de todo lo que es la columna y tumores medulares, me tocó operarlo a mí”, comentó.
El médico neurocirujano contó que “es un solado joven, que no tenía un déficit neurológico, pero si tenía una bala alojada, que el mismo movimiento, de los 10 mil movimientos que tenemos en el cuello, puede producir lesiones”. “Por norma, no se sacan esas balas, porque se hace más daño que beneficios, así que simplemente lo que hicimos es una fijación posterior, que lo hacemos a través de un sistema de neuro-navegación, con una precisión óptima”, aseveró.
El profesional contó que, al siguiente día de la cirugía, el soldado operado tomó el celular, habló en ucraniano y con el traductor le mostró lo que decía. Con emoción, relató: “Sus palabras fueron increíbles. Me dijo, doctor no quiero ir a la guerra, pero necesito volver para defender lo que es nuestro”, agregó.
José Poblete, relatando brevemente su historia, expresó que “amo mi profesión, siempre busqué capacitarme, perfeccionarme, no ser el mejor pero si, saber de lo que es la medicina en la actualidad, y especialmente la neurocirugía”.
“Eso requiere capacitación, dedicación, esfuerzo y conciencia, no de ser el mejor, sino de poder dar lo mejor para los demás”, argumentó con humildad y sostuvo: “Por eso la vida me dio la posibilidad de estar aquí, en donde estoy actualmente, desarrollar mi medicina, mis conocimientos y todo lo que puedo aprender, porque en medicina se aprende todos los días y para ello, hay que capacitarse, hay que leer y estudiar”.
Poblete especificó que “siempre fue mi idea capacitarme. Si había realizado cirugía general en el antiguo hospital Presidente Plaza. Tengo allí muchos recuerdos. Cómo será que me gusta la cirugía que ahí, donaba sangre para poder operar a mis pacientes”.
También, especificó que “siempre fue mi decisión, emprender un camino, una profesión y hacerla como tiene que ser, con los últimos conocimientos que te puede dar la ciencia actualmente”.
El profesional médico recordó que “mientras hacía guardias de cirugía general, cuando estaba finalizando mi residencia de cirugía, llegó el Dr. Revuelta quien me pidió que le ayudase a hacer una cirugía de un hematoma craneal y después, tuvo otra cirugía me volvió a pedir, y al último me dijo, ´qué haces con esas manos cirugía general, por qué no hacés neurocirugía´, entonces ahí es cuando cambié un poco el chip”.
